La ciudad. El rugir del motor de los coches, el aire cálido. El olor a polución, el suelo frío. La suciedad de los portales, la voz de la gente. La sombra de los edificios, el gris cosmopolita. Gafas de sol oscuras, reflejos de cristal.
Un parque. Árboles verdes, pinaza en el suelo. Niños que corren, susurros del vento en la carícia incorpórea. Humedad en los huesos, balones que botan. Chirrian los columpios, habla el ruiseñor.
Un banco. Tablas astilladas, óxido en los tornillos. Gruñidos de la madera ya cansada, manchas en la beta irregular. Cáscaras de pipas en el suelo, pintadas a retulador jurando amor eterno. Aire frío en el espacio, olor a hierba mojada.
Dos cuerpos. Tejanos largos, un abrazo. "Te quiero" soplado suave a oído, un beso. Salivas mezclándose, los poros se abren. Pestañas de vértigo rozan la piel, el vello se eriza. Se cierran los ojos con fuerza, la pasión invade sus cuerpos. Miradas apasionadas, el beso se acaba.
Un corazón. Se precede al beso, acelera. Galopa cual caballo desbocado durante él. Frena, se para, se acabó, ha muerto. Sus fuerzas han expirado, te las has llevado.
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