Oscuridad, mucha oscuridad. Me levanto y observo rincones vacios, sin vida alguna.
Doy varias vueltas dentro de ella, buscando un sitio donde poder sentarme, donde disfrutar de mi vida. Dentro de este cuarto el tiempo es lento, los minutos son eternos.
Yo diría que me deprime, pero esa sensación es diferente, es extraña: paradójicamente, me gusta.
He creado un sitio cálido, familiar, con una gran ventana, donde puede observar mi vida sin tener que pensar en la vida exterior. Porque vivo de imágenes reflejadas, porque necessito mi espacio, mi mundo, mi cárcel que me da alas al ensueño y la imaginación, a intuir algo parecido a la libertad.
Este es el lugar donde puedo soñar, donde puedo disfrutar de mis recuerdos, de mis premoniciones, de las realidades creadas por mi fantasia. En este mundo es donde soy feliz. ¿Qué es la felicidad? No es conseguir más y más, sino de ubicarte en tus coordenadas, y sentirte realizado con la consecución de una paz interior, de ver tus anhelos cumplidos.
Nunca hubiera dicho que cuatro paredes tan estrcehas pudieran ser tan amplias y acogedoras, al mismo tiempo.
Ahora me tumbo en mi cama. Sonrio. Escucho música. Pero, de pronto, algo sucede.
Algo que cuesta entender y explicar. ¿Soy realmente feliz ahora?
Dedicado especialmente a mi profesor y amigo, José Antonio.
Felices fiestas.
1 comentario:
Acabo de leer esta entrada de blog y la consiguiente dedicatoria. Te agradezco el detalle, pero algún día aprenderás que los profesores aprendemos mucho más de los alumnos que ellos de nosotros. Solo los alumnos que no dejan huella o prefieres olvidar son "ex" alumnos.
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