9.10.11

memories.

Vicky, te juro que hice todo lo que pude. Horas y horas de hospitales, de coches arriba y abajo, absurdas noches en vela y cábalas que no llevaban a ninguna parte. La última vez que salió de casa vivo lo saqué yo. Fuimos al médico a las nueve y a las once ya estábamos fuera. Y entonces me dijo: Fíjate, las once y ya vamos para casa... Y yo le contesté: No, no, de eso nada. Ahora mismo nos vas a invitar a desayunar. Y así fue. Nos montamos en el coche y fuimos a la playa. Dimos un paseo por la avenida y nos sentamos a comer un frankfurt. Para entonces, él ya prácticamente no comía nada, pero pasamos un buen rato. A los dos días me llamó. Me pedía que fuéramos a dar una vuelta como la del otro día, pero tu padre se había llevado el coche. Me propuso que cogiera el autobús y el tren y desde allí ya íbamos en su coche, pero a mí se me hizo un mundo eso de ir con vosotros en transportes públicos sin saber la combinación y confiando en mi fantástico sentido de la orientación. Así que no fuimos. Por la tardé llamé a mamá y le pregunté por él. Había estado hasta medio día con los zapatos puestos para ir a pasear. 

El miércoles de la semana siguiente sonó el teléfono a las tres de la mañana. Al otro lado de la línea, mi hermano: Oye que ya está, se ha acabado. Vale, voy para allá. Y cuando llegué, ya habían unos cuantos, los que habían ido llegando antes que yo. Vinieron los de la funeraria y nos echaron a las habitaciones. Tenían que retirar el cuerpo y eso era mejor que no lo viera nadie, así que me fui a la habitación de las dos camas y me senté. En el momento de hacerlo, miré por la ventana: estaba amaneciendo. Y fue entonces cuando un sentimiento de tranquilidad y desasosiego me invadió. Había hecho todo lo que había podido y lo había hecho bien, que nadie podía recriminarme nada y que ahora por fin descansábamos todos. Pensé que él ya no vería este amanecer... pero yo sí. Y que hasta que me llegara mi día, lo único que podía hacer era ser feliz, que eso era lo que me iba a llevar. ¿De qué iban a servir los grandes lujos si sólo daban dolores de cabeza y deudas? 

Así que lo mejor que puedes hacer, pequeña, es ser tú misma. Disfruta de todos y cada uno de los segundos que esta vida te regala, procura estar bien contigo y con los que te rodean. Porque lo único que debes intentar es ganar a cada segundo que pasa. Nunca te des por vencida. 

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