9.1.10

escenas.

Aquel beso fue el más amargo de mi vida. Fue el beso de las despedidas, de los desengaños, del abrir los ojos a la más dura realidad. Fue un beso denso, cargado de emociones y sentimientos imposibles de explicar con las palabras. Fue el beso que, tal vez, revelara el más profundo pensamiento, aquel indefinible, infinito, imposible, irracional, inexistente. Fue el beso más histérico, en el que ambos gritábamos a diestro y siniestro todas las inquietudes intentando enfurecer, o tal vez, calmar al otro. Fue el beso que me vació. Acto seguido, aquel abrazo. Aquel abrazo que nos hizo recapacitar, que nos devolvió al pensamiento sano. Aquel abrazo que restauró la poca cordura que había entre los dos. Aquel abrazo puede que nos uniera o acabara de separar nuestras vidas para siempre. Aquel abrazo, aquella presión cuerpo a cuerpo que nos mostraba la realidad totalmente lejana a nosotros. Aquel abrazo que nunca fue más que una aproximación a la tranquilidad. Puede que fuera el latir de su corazón o el olor de su piel. Puede que solo fuera mi percepción de la escena o tal vez fuera que la escena perfecta que yo andaba recreando hacía mucho tiempo se hubiera hecho realidad. No lo sé. Pero tampoco quiero saberlo. No quiero que llegue el día en que me descubra engañada. No quiero que todo lo que conozco se desmorone. No quiero perderme sola. No quiero no poder encontrar algo que me haga feliz. Quiero conocer el amor, aunque no sepa lo que es. Quiero viajar a Estambul, aunque no sepa dónde está. Quiero fingir que me importa algo, aunque no sepa nada en absoluto. Quiero todo lo que pertenezca a nada. Te quiero a ti.

- ¿ Sabes lo que me parece una injusticia?
- ¿ Qué?
- Tener tus labios tan cerca y no poderlos besar.

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