Ahora ya nunca lo sabré. Nunca sabré si aquellos besos alguna vez significaron algo. No sabré si solo tenías ojos para mi, si realmente me admirabas. Nunca conoceré el verdadero motivo por el que me contestaste aquel día, la razón de los largos paseos y las estúpidas conversaciones. No volveré a adentrarme en tu mente para saber si estás bien o si no lo estás, no formaré parte de tu felicidad. Nunca más. Y no sabes realmente como me duele decir estas palabras, lo duro que es para mi volver a estar sola. Porque ahora ya nada tiene sentido. Las formas se han vuelto más amorfas; la realidad, más distorsionada si cabe. La sonrisa se ha disuelto, las gotas de aquel sudor despojado de vergüenza alguna ni siquiera aparecen. Te has marchado. Y ni siquiera he tenido la oportunidad de despedirme de ti. Me gustaría pensar que he sido tu último pensamiento, que las lágrimas que vierto te buscarán para decirte lo que realmente siento. Quisiera que estuvieras aquí, verte durmiendo despreocupado, lejano y sentirte cerca mientras te acaricio el pelo. Sería feliz con uno de aquellos besos, con una de aquellas miradas, con algún paseo o conversación, aunque no supiera qué es lo que pasaba por tu cabeza al besarme, al contemplarme, al tocarme. Querría poder volver a decirte "Nos vemos mañana, tonto" y darte un beso al vuelo. Daría lo que fuera por que estuvieras aquí. Te extraño.
- Oh! ¡Es precioso, gracias!
- Me alegro de que te guste. Y cuídalo, porque será el único que te regale hasta el día de nuestra boda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario