Los ojos se me inundan por costumbre. El pulso me tiembla porque sí, aunque no tenga motivos, aunque tenga las cosas claras. Tengo la sensación de que cada vez doy más y más vueltas sin sentido; cada vez son más frecuentes los días que pienso que debería haberme quedado en la cama. "La vida sigue, cariño" ¿Ah sí? ¿Y a dónde va? ¿Y por qué me ha dejado en tierra? ¿Acaso cree que voy a ir detrás suyo, que voy a suplicarle que vuelva? Pues no, me niego. Puede parecer una postura arrogante, prepotente, absurda... o las tres anteriores, pero no estoy dispuesta a volver atrás para intentar ir hacia adelante, otra vez. Puede que sea la música. Esas canciones con significado que te hacen enternecer, esas para las que subes el volumen y consiguen hacerte desaparecer. Quizá sean las tormentas y los momentos que se encargan de recordarte acurrucado en el sofá; o los días de sol, la brisa del mar y el olor a crema en tu piel. Puede que sea también el metal que cuelga de mi cuello, tu número en la agenda, tus fotos en la caja de "Cosas que Cambian". Tal vez no sea nada de lo que he dicho antes, pero puede que sea todo junto.
Tuvimos dentro el infinito y lo acotamos a cada paso; generando un infinito nuevo, distinto.
1 comentario:
Me encanta esta entrada :)
Ya tienes otra seguidora más.
Pásate por mi blog si quieres, un beso guapa!^^
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