Sonido de lluvia que le recordaba a nieve, o quizás al ruido de coches pasar por su lado en la carretera. Olor a él y sus manos posándose sobre su muslo. Calientes, como siempre. Le gustaba sentirlo cerca, sentirse un poco suya. De hecho, en ese momento hubiera firmado por tomar el tren de la vía 4 con una caja de cerezas bajo el brazo. Y ella sabe (vaya si lo sabe) que hubiera ido hasta el fin del mundo por él. Porque, por mucho miedo que tenga, hay determinadas conexiones que no se borran.
1 comentario:
Es precioso, como tú! :D
(sé que querías que alguien comentara, pues ale, ahí lo tienes)
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