11.1.10

añoranza.

Le di un último trago al whisky helado y me senté en el alféizar de la ventana a contemplar el frío de la calle mientras me concentraba en el arder de mis entrañas. Jamás me había sentido así. Tan llena y tan vacía al tiempo. Pensé que era la pérdida, pues ya no estabas a mi lado, pero no, eso no puede ser. Yo sé que nunca me abandonarías, me lo prometiste aquella tarde gris, parecida a la de hoy, ¿recuerdas? “No te asustes princesa, no voy a permitir que un rayo te haga daño. Estaré a tu lado para protegerte siempre, te lo prometo. Ni siquiera la muerte podrá separarnos". Te creo, abuelo. Gracias por hacerme sentir tan llena, tan eterna, tan viva. Gracias por haber sido tanto para mi y, sobretodo, gracias por seguir siéndolo.
Nadie muere si hay alguien que lo recuerda.

1 comentario:

doinitza dijo...

recordar nos mantiene en vida...:$