He comprendido que tan solo yo mismo soy capaz de perturbarme. Que la única amenaza, los únicos elementos que pueden provocar esa angustia en mi interior son mis propias dudas, esas que me corroen por dentro, que acobardan a mi sonrisa en un rincón y la disminuyen a la mínima expresión de lo que ha sido. ¿Cómo acabar con todas las dudas? He barajado múltiples posibilidades y al final sólo queda una. Comprenderme y aceptarme a mi mismo, tener envidia del reflejo en el espejo burlándose de mi cara atónita ante su sencillez, pues las cosas más sencillas son las que provocan los placeres más grandes. Controlar toda la presión y dosificarla con ratos de alegría, una de cal y otra de arena. Velar por los más importantes como por mi mismo, con todos los mimos que se le dan a un niño pequeño, los cuidados de una delicada flor de temporada.
Y al final, lo único que me queda por cumplir son mis objetivos. Metas altas, muy altas. Algunos dirían que imposibles. Pero no, no hay cosas imposibles, solo personas incapaces.
1 comentario:
apunta tu meta a lo mas alto, porqué al menos así, si fallas, te quedaras entre las estrellas.
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