31.1.10

fiesta.

Chicas que toman la barra del bar como escaparate, que venden su cuerpo y su alma al mejor postor, a la sonrisa más bonita y, a menudo, la más peligrosa. Vestidas con escasas telas brillantes, enfiladas en zapatitos de tacón alto y tocadas con etiquetas que rezan "Espero que te guste" son la mejor presa de esas bestias. Contentas de caer en sus fauces, se dejarán seducir y besar esa noche. Con suerte, alguna de ellas conseguirá tocar el cuerpo de la fiera a la que se ha rendido, aunque en realidad la estén devorando. Ignorantes del riesgo que corren, se sentirán afortunadas del polvo de una noche que han conseguido, del nuevo fichaje de la lista. Lo colocarán como titular de sus filas, aunque éste las tenga sentadas en el banquillo. Durante las noches venideras, ellas seguirán bailando, exhibiéndose en esa misma barra y buscando como estúpidas a esa ilusión. Nunca más volverán a ver a aquel que las ha hecho deshinibirse. Sus corazones estallarán sin remedio ante ese símbolo de crueldad que las ha atacado sin precedente, que las ha destrozado. Derramarán más lágrimas de las que se merecen y cometerán más de una estupidez para olvidar cierto error. Han quedado marcadas para siempre, pero al subirse a la tarima y beber un líquido más fuerte que ellas mismas, volverán a someterse al frenetismo de la música. Agitarán sus cuerpos con movimientos amplios al principio, rítmicos, y cada vez más cerrados, centrandose otra vez en otra nueva presa de la que ser víctima.

No hay comentarios: