20.1.10

grietas.

Se ha nublado su mirada. Ya no son esos radiantes ojos color miel ni esa sonrisa de marfil. Se ha extinguido el sonido de la carcajada entre sus labios. Ha muerto la fe. Reviven, sin embargo, la ira y el rechazo. El rugido aterrador dentro de su cabeza estalla y se proyecta sobre todo y todos. Torrentes incesantes de furia arrasan con lo que se pone a su paso. Reina el miedo a su alrededor y la impotencia dentro de su ser. Tan solo las bolsas oscuras y vanamente disimuladas bajo sus ojos delatan una grieta en la fortaleza de ese huracán. No le tiembla la voz ni el pulso, no duda de sus pensamientos ni de sus capacidades, decide rápida e implacablemente, sin dar lugar a objeciones. Usa un tono frío y seco; frases breves y concisas. Ha olvidado el color y la luz de sus ojos, ha abandonado su sonrisa. Ha perdido el rumbo y el tiempo, ¿qué importa? todo es tan relativo...
Se remueve entre sus ropas rebeldes cuando se siente observada; rasca los puños de las mangas cuando tiene miedo; se ahueca el pelo para imponerse; sonríe si realmente vale la pena. Dice la verdad, lucha sin reparos.

1 comentario:

doinitza dijo...

Muchos ingenuos podrían pensar que personas como la que describes no existen, pero resulta que no es una persona, lo que describes es una personalidad. Las personalidades nunca pierden la fe, nunca pierden de vista su objetivo. Las aparentes grietas en su fortaleza solo son un contratiempo que se ha cruzado en el camino hacia dicho objetivo. Luchan, caen y vuelven a luchar.






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