15.1.10

marta.

Me sumergí en sus ojos. En ellos me sentía en paz, libre. Sin que nadie me juzgara. Quizás estuviera en el mar, dentro de alguna gota de agua que se resiste a ser como las demás. O quizás estuviera en un pedacito de cielo, infinito, invariable. Fuera como fuere, me gustaba. Además de esos ojos, esa voz profunda me susurraba: "disfruta". Inconsciente, me daba fuerzas para seguir, para luchar contra todo, para ganar. Me empujaba a la cima aunque ella se quedara atrás. En realidad, nunca se quedaba atrás, pues nos ayudábamos mútuamente. Hemos batallado juntas y la una contra la otra. Hemos reído juntas, hemos llorado sin sentido. Nos hemos abalanzado y abrazado hasta quedarnos sin fuerzas, nos hemos colmado a besos e incluso hemos sido capaces de batir en duelo al silencio más profundo entre nosotras y salir victoriosas. Aunque no estemos físicamente cerca, hay una conexión. Pensar las mismas cosas, tener gustos totalmente diferentes, comer a las mismas horas, reír por cosas carentes de sentido en todo momento... pero sobretodo, ser conscientes de esa amistad mucho más grande que cualquier montaña, mucho más fuerte que cualquier defecto u obstáculo, y mucho más eterna que cualquiera de nuestras vidas.

2 comentarios:

doinitza dijo...

pero que bonita es la amistad!!!(L) afortunados son aquellos que la viven, virtuosos los que la conservan.

Ian dijo...

ale, ya tengo cuenta..

que por cierto, al intentar crearla decia que ya tenia una :S

un besazo cariño:$