30.6.10

21gramos.

En 21 gramos queremos, sentimos, cambiamos. En poco más que unas pequeñas conexiones, evolucionamos y hacemos evolucionar. Estamos hechos para no ser siempre iguales, somos totalmente dinámicos, a pesar que todos se empeñen en decir lo contrario. El calor hace que nos comportemos de una manera, el frío de otra totalmente diferente, los medios cambian pero los fines pueden ser fijos: la felicidad, los amigos, los estudios... todo vale. Depende de donde vivas algunos se pueden permitir el lujo de cambiar constantemente, otros no tanto, pero sin embargo ninguno accede a cambiar su destino, solos sus caminos. En algún que otro enlace creamos la conciencia y el juicio, que florecen desde los mismos enlaces y mueren en tan diferentes sentencias.
En 21 gramos reímos, lloramos, perdemos. En poco más que unas pequeñas conexiones hacemos por completar algo que ya de por si es perfecto. No contentos con ello retocamos, modificamos a nuestro parecer, decorando algo que no nos pertenece legítimamente, pues estamos de paso en un mundo que podría no ser nuestro; en un cuerpo por ahora terrenal pero que en su día fue y en su momento volverá a ser polvo de estrellas.
En 21 gramos eres tú. Eres tus alegrías y tus tristezas; eres miles de recuerdos y muchas más ambiciones. Eres todos tus sentidos, la caja donde guardas tu identidad y de la que salen tus voluntades. No somos más que un montón de neuronas, pues 21 gramos pesa el alma.

No hay comentarios: