Supongo que todos tenemos cosas que nunca hemos dicho. O cosas que no hemos hecho pero que nos hubiera gustado hacer. Que en algún momento hemos sentido el corazón en un puño, nos hemos decepcionado a nosotros mismos por reaccionar de una cierta manera o por hacer ciertas cosas. Estoy segura que a todos se nos ha quedado un te quiero atascado en la garganta y luego hemos estado días y días dándole vueltas al asunto, que no he sido la única que alguna vez se ha quedado con ganas de más. Y ahora creo que es el momento de decirte que te quiero. Que quiero esas manos calentitas resbalando por mi cara, quiero poder recordar siempre esas primeras confesiones a las que nunca sabré qué demonios contestarte, quiero pelearme contigo por ir o no al McDonal's, tendernos en la cama a imaginar, nada más. Que decirte que se me siguen poniendo los pelos de punta cuando dices según que cosas, se continua dibujando una sonrisilla tonta cuando pienso que quiero seguir siendo todo lo que somos durante mucho tiempo más, que me hago la dura solo para que no te vengas abajo como a veces me pasa a mi. Quería que me vieras con un vestido que me fuera grande para ayudarme a crecer hasta que me quedara como un guante, que supieras que me muero de ganas por celebrar contigo todos los días que están por llegar.

Y ahora tengo la certeza de que participo en la única guerra en la que los dos bandos ganan. 

Se que esto ha sido muy empalagoso, prometo no volver a hacerlo en mucho tiempo.